¿Te apasiona el arte y te imaginas dejando tu huella en la piel de otras personas? Si alguna vez te has preguntado cómo ser tatuador, estás en el lugar adecuado. Esta profesión no solo requiere talento artístico, también compromiso, disciplina y muchas ganas de aprender. Pero tranquilo/a, que nadie nace sabiendo y aquí te vamos a contar, paso a paso, lo que necesitas para empezar.
No importa si tienes experiencia dibujando o si estás comenzando desde cero. Lo importante es que tengas la motivación suficiente para convertir tu pasión en tu modo de vida. Así que, si sueñas con dedicarte al tatuaje de forma profesional, sigue leyendo porque esto te interesa (y mucho).
Recuerda que puedes especializarte como tatuador profesional + certificación higiénico-sanitario con nuestro programa y practicar desde tu casa con el kit profesional.
Índice de contenidos
¿Qué se necesita para ser tatuador?
Ser tatuador va mucho más allá de saber dibujar bien. Es un oficio que mezcla arte, técnica, responsabilidad y conocimiento sobre el cuerpo humano. Antes de coger una máquina de tatuar, es fundamental formarte, conocer las normas de higiene y aprender a trabajar con diferentes tipos de piel. También necesitas entender la psicología del cliente, saber escuchar y tener un criterio estético muy afinado.
Además, entrar en el mundo del tatuaje requiere paciencia. No es una carrera de velocidad, sino de fondo. Vas a tener que practicar mucho (¡muchísimo!), hacer cursos, buscar un mentor si puedes y aceptar que los comienzos son duros. Pero con constancia, humildad y pasión, se puede llegar muy lejos. Y si tienes claro que este es tu camino, no hay nada que te detenga.
Te puede interesar:
10 requisitos para empezar en este sector
Convertirse en tatuador profesional no es algo que se logre de la noche a la mañana. Como en cualquier oficio serio, hay que prepararse, formarse, practicar y construir una base sólida. Aquí te detallo, uno a uno, los 10 requisitos esenciales para empezar en el mundo del tatuaje si te estás preguntando cómo ser tatuador de verdad y no solo “intentar tatuar”.
Formación en técnicas de tatuaje
No basta con tener buen pulso: necesitas formación especializada. Existen cursos y academias que te enseñan desde cero: cómo montar una máquina, tipos de agujas, profundidad de las líneas, saturación, degradados, técnicas de sombreado y mucho más. Esta formación también incluye nociones sobre tipos de piel, reacciones alérgicas y tratamiento posterior. Cuanto más completo sea el curso, mejor preparado estarás.
Conocimientos de dibujo
El dibujo es la base de todo tatuaje. No tienes que ser un artista consagrado, pero sí es fundamental que domines proporciones, anatomía, perspectiva y composición. Muchos tatuadores practican con grafito, tinta china o tableta digital para mejorar sus trazos. Cuanto más practiques, más crecerá tu estilo propio, algo que te diferenciará en un sector competitivo.
Certificado higiénico-sanitario
Este certificado es obligatorio en muchos países, ya que garantiza que sabes cómo evitar infecciones y trabajar en condiciones seguras. Aprenderás sobre esterilización, uso correcto del material, gestión de residuos biológicos, enfermedades de trasmisión sanguínea y medidas de prevención. Este programa suele ser corto pero muy necesario.
Equipo profesional de tatuaje
Tener tu propio equipo de calidad es un paso clave. Necesitarás una máquina rotativa o de bobinas, fuente de alimentación, pedal, cartuchos o agujas, tintas homologadas, guantes, papel film, piel sintética, productos de limpieza y desinfección. Evita el material barato o de dudosa procedencia, ya que compromete tu práctica y la salud del cliente. Empieza con lo básico, pero invierte con cabeza.
Práctica constante
Aquí no hay atajos. Antes de tatuar a una persona, tienes que practicar muchísimo. Utiliza piel sintética, frutas como naranjas o plátanos, o incluso tatuajes pequeños en ti mismo (si te atreves). Graba tus avances, pide feedback y analiza tus errores. La mejora es progresiva, pero eres constante, pronto notarás resultados.
Crear un portafolio de calidad
Tu portafolio es tu carta de presentación. Incluye dibujos originales, diseños terminados, tatuajes hechos (aunque sean en piel falsa) y diferentes estilos que domines: tradicional, blackwork, realismo, neotradicional, etc. Cuida la presentación visual y súbelo a redes sociales como Instagram. También puedes imprimirlo para mostrarlo en estudios donde busques oportunidades.
No te pierdas:
Busca un/a mentor/a o hacer prácticas
Trabajar como aprendiz con un tatuador experimentado puede marcar la diferencia. Aprenderás cosas que no enseñan en los cursos: cómo tratar a los clientes, cómo gestionar los tiempos, organizar tu espacio de trabajo, y sobre todo, cómo adaptarte a cada situación. La figura del mentor es clave en este sector.
Paciencia y humildad
Empezar como tatuador implica aceptar que al principio vas a cometer errores, que vas a practicar mucho sin cobrar, y que los progresos a veces son lentos. La humildad te permite aprender de otros, aceptar críticas y no compararte con tatuadores con años de experiencia. Cada trazo que haces suma, aunque no lo parezca al principio.
Cumplir la normativa legal
Consulta la normativa local o nacional sobre estudios de tatuaje. Algunas zonas exigen licencias, inspecciones sanitarias, seguros de responsabilidad civil o la inscripción del local como centro sanitario. Si quieres trabajar por tu cuenta, este paso es vital. Si trabajas en un estudio ajeno, asegúrate de que esté en regla para evitar problemas legales.
Pasión y actitud
Finalmente, lo que te impulsará a seguir adelante es la pasión. El tatuaje es un arte, pero también una responsabilidad. Vas a marcar la piel de alguien de por vida. Esta pasión debe ir acompañada de una actitud profesional, ética y positiva. Sé puntual, sé limpio, cuida a tus clientes y nunca dejes de aprender. Así es como se gana el respeto en el gremio.