Un diamante es siempre el complemento, regalo o detalle perfecto que refleja clase y estilo. Sin embargo, ¿sabrías definirlo o distinguir uno natural de otro falso? No te preocupes, en este blog te damos todas las claves para que aprendas sobre sus propiedades. O si quieres aprender del tema de manera profesional, no dudes en consultar nuestro Máster en Tasación de Joyería y Gemología.
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¿Qué es un diamante?
Es una piedra preciosa con la superficie cúbica y formada por carbono cristalizado. Se produce gracias a la capacidad del carbono para presentar distintas estructuras. Por lo tanto, un diamante es un alótropo del carbono y del grafito.
Además, es el mineral más duro que se conoce en la naturaleza que se ha usado, desde tiempos antiguos, como piedra preciosa en joyería. Sin embargo, cada vez tiene más aplicaciones en el área de la industria para serrar, pulir, agujerar rocas, hormigón y materiales pétreos. Igualmente, en la medicina se ha usado para pequeñas herramientas para odontología, cirugía, y más, sobretodo a partir de la creación del diamante sintético.
¿Cuáles son las propiedades de los diamantes?
A la hora de repasar las características debemos tener en cuenta los diversos aspectos que se incluyen en el siguiente listado:
- Pertenece a una familia propia de gemas.
- Está compuesto de carbono puro.
- Su dureza es máxima.
- Sorprende por la perfección de sus planos de crucero.
- Su densidad oscila entre los 3,51 y los 3,53 gramos por centímetro cúbico.
- Su índice de refracción va de 2,417 a 2,419. No presenta birrefringencia ni tampoco pleocroísmo, la capacidad de los minerales de absorber la luz. El índice de dispersión de la luz blanca es de 0,044.
- Los encontrarás de colores como el negro, el azul, verde, amarillo, rosa, naranja, marrón o rojo. Curiosamente, el más popular es el incoloro.
¿Cuál es su origen y en qué yacimientos se encuentra?
Cerca de un 50 % de estas piedras preciosas provienen del continente africano. También han ido surgiendo más yacimientos en países como Australia, Brasil, Rusia, Canadá y la India.
Los diamantes se forman a una alta presión y temperatura en zonas muy profundas. Por esta razón, las pipas volcánicas son los yacimientos más adecuados. Incluso, las piedras volcánicas como la kimberlita y la lamproíta suelen contenerlos en su estructura.
¿Cuál es el correcto tratamiento de un diamante?
Este tipo de joyas se tratan para mejorar su aspecto. Los diamantes más caros son los naturales sin tratar. Por ello, lo habitual es que se lleven a cabo procedimientos con diferentes fines:
- Mejorar el color. Suele usarse el HPHT, que eleva la temperatura y la presión para conseguir un óptimo resultado. Solo son aptas para esta alternativa las piedras del grupo Ila de color marrón.
- Aumentar su pureza. Aunque las imperfecciones confirman la pureza, estas podrían tratarse para reducirlas. Se apuesta por el láser para llegar a la inclusión oscura y eliminarla. En el tratamiento denominado Yehuda, se utilizan sustancias vítreas para rellenar las posibles fisuras. La consecuencia es un aumento sensible de la dispersión de los colores.
¿Cómo diferenciar un diamante natural de uno sintético?
Hay diversas pruebas que ayudan a determinar la pureza. Una de ellas es colocar el diamante en un vaso de agua; si la piedra se hunde, es natural. Otra es emplear la piedra preciosa como lente y comprobar si se puede leer a través de ella. Si es posible, es natural. La prueba del vaho también es infalible, ya que el diamante natural nunca se empaña. No obstante, acudir con un joyero profesional es siempre aconsejable para evitar los errores de apreciación o posibles engaños.
Ahora ya sabes algo más sobre el diamante. Esperamos haberte sorprendido con la información anterior y haber resuelto alguna duda que pudieras tener al respecto.